Turisme Vilafranca

La Puebla del Bellestar es un extraordinario conjunto histórico – artístico, situado junto al cauce del Río de las Truchas, que sirve de límite entre la Comunidad Valenciana y la de Aragón, entre las provincias de Castellón y de Teruel, entre el término municipal de Vilafranca y el de Iglesuela del Cid. Se trata del núcleo originario donde se fundó Vilafranca. Allí, don Blasco de Alagón otorgó la carta puebla de “Riu de les Truites” el año 1239. De esta manera, se daba vida propia al municipio y nacía Vilafranca, pero con el nombre de “Riu de les Truites”.

Entre los diversos edificios y otros elementos etnológicos, destaca la ermita de San Miguel, primitiva parroquia del pueblo. Es una típica iglesia de las denominadas de “reconquista”, de transición del románico al gótico, de finales del siglo XIII. Su planta es rectangular, con armadura de madera y techo a dos vertientes, que se apoya sobre dos arcos apuntados. Las tejas del alero fueron pintadas como la cerámica del tipo “socarrat”. La fachada es de una sobria elegancia. Tiene una portada de piedra, con arco de medio punto de grandes dovelas. Encima, hay una ventana circular abocinada; una pequeña espadaña situada en un lateral, donde se ubica la campana, sirve de remate exterior de la fachada.

Para esta ermita, se encargó a Bernat Serra la realización de un retablo gótico dedicado al santo en 1429. Hoy en día, se conserva a la parroquia de Santa María Magdalena de Vilafranca. Tradicionalmente, los vecinos de Vilafranca acuden a la ermita para venerar al santo, por la fiesta que se celebra cada primer domingo de mayo y el último domingo de septiembre.

También es de gran importancia el puente gótico, que a veces se ha dicho erróneamente que es romano. Es una verdadera joya de la arquitectura medieval, sobria y estilizada al mismo tiempo, capaz de haber soportado el paso del tiempo y de las poderosas avenidas del “Riu de les Truites”, uno de los mejores cauces fluviales intactos de la Comunidad Valenciana y que posee un entorno medioambiental de gran belleza y valor ecológico por su fauna y flora. Según las crónicas del Rey, este puente fue por donde Jaime I vino desde tierras aragonesas hacia la conquista del Reino de Valencia.

En definitiva, todo el conjunto formado por la ermita de San Miguel, el puente y las masías adyacentes forman uno de los mejores exponentes de la arquitectura rural valenciana medieval. Se trata, sin duda, de un lugar de gran interés histórico y artístico.